DOÑA SACRAMENTO y DIONISIO
„Nachdem wir nun ein Stück hatten, versuchten wir zunächst unser Männerdefizit zu stopfen – Paco und Iñigo kamen.“ „Leider“ hat das damals nicht gereicht, um alle Männerrollen aus Tres sombreros de copa zu besetzen. Obwohl das nicht wirklich schlimm war. Wir haben einige Männerrollen in Frauenrollen verwandelt. Unter anderem wurde
DON SACRAMENTO zu DOÑA SACRAMENTO
... letztendlich war das gut so... vielleicht sogar besser!? Denn die Frauen haben super gespielt! Und nun eine Szene aus dem Stück.. .:
DOÑA SACRAMENTO. (Tine)
¿Qué olor es éste caballero? ¡En este cuarto hay un cadáver! ¿Por qué tiene usted cadáveres en su cuarto? ¿Es que los bohemios tienen cadáveres en su cuarto?...
DIONISIO. (Iñigo)
En los hoteles modestos siempre hay cadáveres...
DOÑA SACRAMENTO.
(Buscando.) ¡Es por aquí! Por aquí debajo. (Levanta la colcha de la cama y descubre los conejos que tiró EL CAZADOR. Los coge.) ¡Oh, aquí está! ¡Dos conejos muertos! ¡Es esto lo que olía de este modo!... ¿Por qué tiene usted dos conejos debajo de su cama? En mi casa no podrá usted tener conejos en su habitación...
Tampoco podrá tener gallinas... ¡Todo lo estropean!
DIONISIO.
Esto no son conejos. Son ratones...
DOÑA SACRAMENTO.
¿Son ratones?
DIONISIO.
Sí, señor[a]. Son ratones. Aquí hay muchos...
DOÑA SACRAMENTO.
Yo nunca he visto unos ratones tan grandes...
DIONISIO.
Es que como éste es un hotel pobre, los ratones son así... En los hoteles más lujosos, los ratones son mucho más pequeños... Pasa igual que con las barritas de Viena...
DOÑA SACRAMENTO.
¿Y los ha matado usted?
DIONISIO.
Sí. Los he matado yo con una escopeta. El dueño le la da a cada huéped una escopeta para que mate los ratones...
DOÑA SACRAMENTO.
(Mirando una etiqueta del conejo.) ¿Y estos números que tienen al cuello, que significan? Aquí pone 3,50...
DIONISIO.
No es 3,50. Es 350. Como hay tantos, el dueño los tiene numerados, para organizar concursos. Y al huésped que, por ejemplo, mate el número 14, le regala un mantón de Manila o una plancha eléctrica...
DOÑA SACRAMENTO.
¡Qué lastima que no le haya a usted tocado el mantón! ¡Podríamos ir a la verbena!... ¿Y qué piensa usted hacer con estos ratones?...
DIONISIO.
No lo he pensado todavía... Si quiere usted se los regalo...
DOÑA SACRAMENTO.
¿A usted no le hacen falta?
DIONISIO.
No Yo ya tengo muchos. Se los envolveré en un papel.
(Coge un papel que hay en cualquier parte y se los envuelve. Después se los da.)
DOÑA SACRAMENTO.
Muchas gracias, Dionisio. Yo se los llevaré a mis sobrinitos para que jueguen... ¡Ellos recibirán una gran alegría!... Y ahora, adiós, Dionisio. Voy a consolar a la niña, que aún estará desmayada en el sofá malva de la sala rosa... (Mira el reloj.) Son las seis cuarenta y tres. Dentro de un rato, el coche vendrá a buscarle para ir a la iglesia. Esté preparado... ¡Qué emoción! ¡Dentro de unas horas usted será esposo de mi Margarita!...
(Mihura, Miguel (19a edición, 1994, edición de Jorge Rodríguez Padrón): Tres sombreros de copa, Madrid: Cátedra: pág. 140 y 141)
DON SACRAMENTO zu DOÑA SACRAMENTO
... letztendlich war das gut so... vielleicht sogar besser!? Denn die Frauen haben super gespielt! Und nun eine Szene aus dem Stück.. .:
DOÑA SACRAMENTO. (Tine)
¿Qué olor es éste caballero? ¡En este cuarto hay un cadáver! ¿Por qué tiene usted cadáveres en su cuarto? ¿Es que los bohemios tienen cadáveres en su cuarto?...
DIONISIO. (Iñigo)
En los hoteles modestos siempre hay cadáveres...
DOÑA SACRAMENTO.
(Buscando.) ¡Es por aquí! Por aquí debajo. (Levanta la colcha de la cama y descubre los conejos que tiró EL CAZADOR. Los coge.) ¡Oh, aquí está! ¡Dos conejos muertos! ¡Es esto lo que olía de este modo!... ¿Por qué tiene usted dos conejos debajo de su cama? En mi casa no podrá usted tener conejos en su habitación...
Tampoco podrá tener gallinas... ¡Todo lo estropean!
DIONISIO.
Esto no son conejos. Son ratones...
DOÑA SACRAMENTO.
¿Son ratones?
DIONISIO.
Sí, señor[a]. Son ratones. Aquí hay muchos...
DOÑA SACRAMENTO.
Yo nunca he visto unos ratones tan grandes...
DIONISIO.
Es que como éste es un hotel pobre, los ratones son así... En los hoteles más lujosos, los ratones son mucho más pequeños... Pasa igual que con las barritas de Viena...
DOÑA SACRAMENTO.
¿Y los ha matado usted?
DIONISIO.
Sí. Los he matado yo con una escopeta. El dueño le la da a cada huéped una escopeta para que mate los ratones...
DOÑA SACRAMENTO.
(Mirando una etiqueta del conejo.) ¿Y estos números que tienen al cuello, que significan? Aquí pone 3,50...
DIONISIO.
No es 3,50. Es 350. Como hay tantos, el dueño los tiene numerados, para organizar concursos. Y al huésped que, por ejemplo, mate el número 14, le regala un mantón de Manila o una plancha eléctrica...
DOÑA SACRAMENTO.
¡Qué lastima que no le haya a usted tocado el mantón! ¡Podríamos ir a la verbena!... ¿Y qué piensa usted hacer con estos ratones?...
DIONISIO.
No lo he pensado todavía... Si quiere usted se los regalo...
DOÑA SACRAMENTO.
¿A usted no le hacen falta?
DIONISIO.
No Yo ya tengo muchos. Se los envolveré en un papel.
(Coge un papel que hay en cualquier parte y se los envuelve. Después se los da.)
DOÑA SACRAMENTO.
Muchas gracias, Dionisio. Yo se los llevaré a mis sobrinitos para que jueguen... ¡Ellos recibirán una gran alegría!... Y ahora, adiós, Dionisio. Voy a consolar a la niña, que aún estará desmayada en el sofá malva de la sala rosa... (Mira el reloj.) Son las seis cuarenta y tres. Dentro de un rato, el coche vendrá a buscarle para ir a la iglesia. Esté preparado... ¡Qué emoción! ¡Dentro de unas horas usted será esposo de mi Margarita!...
(Mihura, Miguel (19a edición, 1994, edición de Jorge Rodríguez Padrón): Tres sombreros de copa, Madrid: Cátedra: pág. 140 y 141)
anda palabra - 4. Sep, 12:39